Escogimos este hotel rural para pasar una noche en la Vall de Bianya y fue todo un acierto. Relajación y calma en un entorno inmejorable en una masía del siglo XIV con una restauración impecable.
Nos alojamos en la habitación Corriola, muy amplia, baño completo con todos los detalles y con una gran terraza para sentarte a leer y desconectar.
Cenamos en el mismo hotel el menú que ofrecen con diversos primeros y segundos a escoger, con productos de temporada y todo de calidad.
El almuerzo con típico embutido de la zona, pero también con cereales, dulces, zumos, cafés y tes.
Muy buen servicio siempre dispuesto a ayudar y dando buenos consejos de la zona.
No dudéis en ir, es un gran descubrimiento.